La realidad
y las limitaciones para el ser humano son demasiado injustas para ser ciertas. Y pensar que alentamos tener algo de esperanza, mientras estamos inertemente
sumergidos en un mar de porquería ajena a nosotros y a una elección no
consultada por nadie de seres arrojados a una inmensidad de chatarra
funcionando. Nos equiparamos a las necesidades propias de vivir en un futuro
incierto y precoz a la muerte. Nos cansamos, agotamos y estamos odiados de
tanto. Ojala hubiese algo más vital que nosotros mismos, algo que nazca de
donde nadie imagino, de lo inexplorado, lo inentendible, algo que nos deje sin
palabras, y no intentemos buscar el porqué, solo impresionarse y sonreír, que a
pesar de tanta amargura, alguna cosa nos hace felices y nos desata un mero
rigor de ir por el camino correcto a nuestro entender. Somos tan cómodos a
sufrir y tan ajenos a nuestros deseos, que me niego a seguir lo mismo.
Estamos
perdidos en un plano de historia, rodeados de tiempo y espacio degradándose en
el olvido registrado por pocos capaces de escribir. Damos un suspiro que nadie
escuchará, y que nosotros nos negamos a comprender el porqué del mismo. Estamos
ahogados de contaminación, aire cargado de combustible barato. Damos vueltas
por estanques de agua rancia y descomunal, invisible en rincones vacíos, y
existentes para mediocres.
Somos un mar
de quejas. Somos una llamarada ardiendo. Somos un grito silencioso. Y un llanto
alegre incapaz de ser escuchado. Incapaz de nacer, vitalizarse, transformarse y
morir. Somos un ciclo sin comienzo, una estrella apagada que aún brilla en el
tiempo. Somos todo y a la vez nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar es aportar a la nueva creación de material. Es motivar a uno, mostrar su aprobación y crítica.
Es solo un momento de tu tiempo. Gracias por tu lectura.