Te voy a relatar la habitación en la que me encuentro. Es un sitio bastante
oscuro, la poca luz que ingresa proviene de una pequeña ventana con forma de
plancha que se encuentra al final de la esquina opuesta a mí. El tapizado de
las paredes está muy malgastado y roto. Pueden verse pequeños hoyos
posiblemente criaderos de arañas. Me es dificultoso respirar con tanto polvo,
la toz quema y me hace inhalar más de aquel aire cargado de mugre. El suelo
rechina a cada paso, cruje de manera que cualquier persona pudiese darse cuenta
que hay movimientos en la "posible" casa.
Hay una alfombra verde y ordinaria, y la humedad elevo las maderas que se
encuentran debajo, generando colinas muy incomodas a la plataforma del pie. La
leve luz que ingresa está titilando, como si pasasen varios pies por delante,
personas caminando, animales, quien sabe. Se preguntaran como llegue a esta
habitación, lo cierto es que no recuerdo nada más que haber despertado aquí, y haber estado replanteándome delicadamente los hechos sin éxito alguno. Me limito a describir el lugar, en
busca de encontrar respuestas o algo que me ayude a salir. De lo que no estoy
seguro es que si al salir de este sitio voy a encontrar algo mejor y
eso me aterra.
¿Quién puede vivir en semejante lugar? Es un alberge de recuerdos, dañados,
borrosos, poco nítidos, de aquellos que requieren de un esfuerzo mental único.
Se siente que hay mucha historia en estas paredes, y denoto sentimientos de
ira, bronca, odio, vergüenza y humillación. Definitivamente la persona que me
trajo aquí no está acompañada por la buena racha. Y ni yo me mantengo ajeno a
esto.
A medida que pasa el tiempo me siento más unido a este sitio, poso mis dedos
sobre la pared y camino en forma cuadrangular. Mi tacto siente como cada yema
del mis dedos se recubre de polvo, y sigo acumulándolo hasta formar una especie
de rastrillo en la pared. Mi uñas están negras, y trizadas.
Estoy tosiendo, me cubro con mis manos y veo saliva negra, espesa como
arcilla, estoy formando parte del sitio. Cada momento camino más lento, y mis
dedos siguen sumergidos en el polvo. Siento los pies como anclas lanzadas a la
comprensión inmediata de un mundo encerrado en una pequeña habitación. Ya me
encuentro en el suelo, arrastrándome, intentando no caer más profundo en aquel
lugar, pero ya formaba parte del lugar. Atine a cubrirme entre la alfombra,
estaba enrollado en ella. Mi cabeza solo apuntaba hacía una dirección,
contraria de la pequeña ventana con forma de plancha, la luz en mis ojos se
amoldaba a la oscuridad. Se volvió todo negro, y me deje estar, ya era uno más
aquella habitación, un sentimiento a recordar.
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