jueves, 12 de abril de 2018

#10 Estado mental

De un salto al pasado, de un salto al presente, como si tan solo hubiese nunca ocurrido, como si la mente sola se hubiese entrañado en cumplir la fantasía de creer que todo fuere real. Contando las vivencias, sacrificios y sentimientos de palabra en palabra.

Era perfecto, tan solo perfecto. No había rutinas, no había velocidad, solo una irreal realidad muy real. Los viajes hermosos, el paisaje impagable, al primer contacto con el asiento comenzaba una travesía de ida, entre árboles, montañas y lagos. Creía soñar... de no creer ¡todos los días eran descubrimiento, todos los días parecían misticismo! (y eso me aterraba).

Al contacto verbal con las personas se generaba fortaleza, la acción de mostrar lo puro, la sensibilidad interior y la belleza, de forma natural, sin prejuicios. Estallo el amor, estallo el sol, el calor enternecía el corazón. Subidas y bajadas, curvas y más curvas. Bicicletas, micros, motos y autos.

El alimento, la bebida, la mañana y la familia. El trayecto, la caminata y la cima. De conocidos a hermanos. Estrellas, vientos del sur, el suelo vivo, la tierra viva. Compartir y amar, hacerlo aprendido.

La hermana soledad, el par gris. Llena de sabiduría e introspección, experta en crear y actuar, la más dulce locura. Largos mensajes, maximizan la llegada y consigo el final. Libres mentes portadoras de mucho más.

El más largo viaje, la más larga inversión. Sin dirección, solo dejarse guiar sin guía. Las brújulas no están, anhelar siempre. Crecimiento desmesurado de seguir viviendo aprendiendo el vivir. Constancia hacia la emancipación.

La vuelta, los kilómetros. El saludo y el abrazo, ladridos también. El hogar dentro siempre, a donde sea que este.

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