Hay momentos en la vida en los cuales la decisión más sana y acertada es hacerse a un lado. Cuando una idea de tal magnitud se nos cruza por la cabeza, ¡atención! es señal de algo muy importante. No ignorar los anuncios de nuestra mente y cuerpo, cuando el malestar es gigante y nuestro corazón se debilita cada día más con su presencia, lo mejor es un cambio de paradigma. La vida nos impone desafíos, advertencias, no las ignoremos. Al abrir nuevas puertas, abrimos caminos. La metáfora de la puerta la utilizo con la intención de abrirnos a descubrir, a animarnos... ¿qué detrás de ella? Solo podemos saberlo si dejamos detrás otra puerta... una puerta gastada, oxidada, antigua; una puerta que cumplió su etapa, es hora de ir más allá. Quizás utilice mal la expresión "cambio", hablemos mejor de un cúmulo de experiencias necesario para llegar al máximo apogeo de nuestro esplendor. Hablemos de incremento, de aprendizaje, de fortaleza mental y espiritual. No estamos como ayer, no estaremos como mañana, pero entre el ser y estar hay una importante brecha, uno se mantiene vivo siempre, nuestro fuego interno, el otro muta y se acomoda (como lo logra mediante las herramientas disponibles) a las vivencias diarias. Con ánimo, la recompensa, les aseguro será superior en abundancia.
Clic para agrandar. |