jueves, 23 de octubre de 2014

Neurosis

Yo de frente al espejo con la cabeza contra el vidrio, con la mirada recta y profunda. Las cosas se superponen y no alcanzo a distinguir nada. Estoy acompañado, y su presencia me irrita. Camino entre la habitación, doy vueltas y vueltas, me siento mareado y asqueado. El aire se torna denso, cuesta respirar e inhalar me quema por dentro.

Mis pasos son cada vez más lentos, la imagen se desfigura y el chillido es aún más fuerte. Mi cabeza hierve, mis músculos se contraen, la presión en mis dientes me desmorona. Lanzo un rugido, presiono mis puños, y golpeo la pared.

Me lanzo en la cama, apago la luz y cierro los ojos. Decenas de pensamientos y voces cruzan mi mente, son muchas e intolerables. Abrazo mi almohada y tapo mi rostro, mi único deseo es que se retire de aquí, a lo que se levanta y se larga, sin decir ninguna palabra.

La presión entre la almohada y mi rostro aumenta, mis ojos tiemblan. La agarro y la arrojo al frente con todas mis fuerzas. A medida que mi respiración agitada y entre cortada aumenta. Abro la puerta y corro detrás de su figura, estaba por irse y cuando atine a decir las primeras palabras... no pude.

Estaba mirándome, fijamente. Su expresión era agresiva, sus ojos sobresalían como lava en erupción. No pude moverme, solo me quede parado y un fuerte temblor se apodero de mi cuerpo. Tenía mucho miedo, y no supe que hacer, solo me quede ahí mirándole. Pude escuchar su fuerte respiración y ver como dirigía su mirada hacía la puerta. Camino hacia ella y se fue.

Caí en el suelo y me desquebraje. Había disociado la parte más tensa de mí, la rabia en su máxima expresión, la envidia y el rencor más puro y cobarde que pude haber engendrado. Ahora solo debía seguir... y nunca supe cómo.




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