jueves, 21 de agosto de 2014

Idioteque

Probablemente haya sido el momento más largo dentro de los más cortos. El tiempo enlosado entre fuerte vibraciones de bajos afinados para un lapso así. Finalización de una fotofobia transcendida por un estrés descomunal. Las náuseas cesaron, pero el mismo mensaje reiterativo desde el mismo punto sigue latiendo. Son amenazas, muchas, siguen y no paran jamás. Podría volverme loco si mirar fijamente a un punto desencadene un viaje astral desde mi mente. Pero es que se veía más de lo que pude capturar, era rosa. Un rosa sangre, un rastro después de una batalla, después de mil muertes, solo descendía un sol. Registrar algo así en mi mente ocuparía mas que un casillero.
Es infinita la oscuridad para una longitud corporal tal. Las ventanas solo juegan con sombras, yo estoy acostado. Al cerrar mis ojos veo manchas, figuras extrañas, que me impresionan. El ácido las corre, las moviliza, las violenta. El miedo es un temblor solitario, aquel que solo uno siente o no lo siente nadie. Y solo estoy yo. La música no acabo, y su coda se aproxima ante mis pasos. Cada vez estoy mas cerca, ya no hay luz. Debo iluminarme, ya es tarde para más de esto, sería atrevido de mi parte querer avanzar más. Hay limites para descubrir cosas, y no hay nada para el que no intenta. No hay que temer en esos momentos, cuando estés frente a uno, solo regístralo, tómale una foto, dibújalo, hazle una canción, intenta revivir lo vital del asunto, tu cuerpo es más que existencia.


martes, 12 de agosto de 2014

Tres



Nunca está de más sentarse un rato y observar lo que tenemos. Estamos llenos de pertenencias a las cuales hacemos ojos ciegos. Sería triste detrás de tantas posibilidades no darles un uso adecuado ¿no lo creen?
Y es que a pesar de que siempre nos planteemos como es que llegamos donde estamos y como detrás de ese niño indefenso y valido de su propio intelecto que fuimos, hoy es lo que es. La vida será corta, pero el trayecto tan largo y sabio, que animarse a volar más que con miedo debería ser con una sonrisa.
Aceptemos los momentos como eternos, siempre somos más de lo que parece.



miércoles, 6 de agosto de 2014

Dos

Ya no sé si lo que hago esta bien...
Me replanteo mis acciones pero es inútil, ¿Huir para sanar? o ¿Hacer frente para herirse?
No es de cobarde, porque miedo no tengo, soy duro como piedra para hablar de más.
Esto es lo que hay... un sin fin de palabras pero pocas ocurrencias que permitan un accionar digno de hablar entre pares. Me escondo entre hojas y grandes pilares de sabiduría donde las tintas ya están gastadas y las flores que separan secas de vida.
La luz es escasa... la mecha de la vela cruje y ennegrece mi pensar. Ya no salen palabras vivas, solo parágrafos engañosos. La música domina el ambiente, estoy flotando como marea idiotizada de sales abrumadas por mi presencia ahogada de llanto.
Nacieron ideas...





Uno

¿Se puede ser feliz estando triste?
Y es que me invaden cientos de sentimientos, mis pensamientos se agotaron de entremezclarse y las palabras terminan sueltas, desprendidas de sentido. Tengo la mirada gacha, el aliento entrecortado, no respiro bien y temo a dejar de hacerlo.
Y es que no me imagino no estando así... conozco poco de lo que sigue a esto, ¿Se supone que tropezaré con soluciones? No lo sé...
No hay admiración, ni dignidad por estar así. Quizás el origen de mi tristeza sea yo mismo, desde una mirada de rotundo apego a la soledad.
Buscar comprensión ya no es algo fiable...
La verdad es que me siento feliz de a ratos, por el simple hecho de ser único en comprenderme, donde las palabras consiguen compañeras, donde yo mismo puedo estar.